lunes, 23 de marzo de 2009

Día de Febrero

En una de esas tumbado en la cama me puse a pensar sobre mi vida, que es de forma casual sobre la que más pienso últimamente. Llegué a la conclusión de que estos meses pasados de invierno han sido un tanto revueltos. Y sé que gran parte de ese tumulto es por mi culpa, pues soy yo el que decide cómo estar; soy yo el único dueño de mi forma de pensar.

Dicen, o al menos alguien alguna vez pensó, que después de la tomenta siempre llega la calma. Lo único seguro es que la primavera se acerca y pronto llegará el sereno y sosegado mes de marzo. Mientras tanto seguiré viendo pasar unos días que cada vez, de forma mágica, duran un poquito más. Estos días parecen retener ese Sol que tanto nos gusta como el huésped que se siente solo retiene a su invitado, de la misma forma que esa vecina tuya, pobre abuela solitaria, no para de hablarte cuando os cruzáis en la escalera para que no vuelvas a dejarla sola. Así es un día de febrero, melancólico puente que recibe con ansias el calor de la primavera, y cruel autopista que despide la estruendosa tempestad del invierno…















Autor: Luis Benitez Delgado
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