MORFEO EN CASA Y OTRAS HISTERIAS 1 Presentacion

Ayer, ordenando algunos papeles extraviados en el mare-magnum de mi pequeño escritorio. Aproveche ese día que, como en tantos otros, nada tenia que hacer. Como hace mes y medio que me han cortado el teléfono, mi editor me ha dejado en paz. El café se había quedado frio y la televisión emitía un bodrio de dudosa calidad. Acabo de releer la primera frase con la que he empezado este escrito. En verdad, no tiene el menor sentido. Se ha quedado en el aire. Lo cierto es cite me encanta dejar los asuntos en suspenso. Ahora me viene a la memoria un pequeño detalle: pagar al casero. Bueno, ya iré. De momento mejor será continuar con mi propósito. Decía, más bien quería decir, que ayer me tropecé con un par de escritos trasnochados. Los leí. Evidentemente eran míos. Denotaban la presencia de alguna carcomida desilusión expresada a través de mi prosa barata. Su lectura supuso pare mi un ejercicio mental estimulante. Llegue a una acertada conclusión, autentico silogismo, proposición simple. Alguna vez' yo también es tuve enamorado. Que tontería!, a mi edad. Llegados a este punto me doy cuenta de que, o bien no tengo nada mas que de¬cir, o bien no se me ocurre nada. El caso es que eso es lo menos importante: Creo interesante pasar a la concreta lectura del asunto. Quizás a alguien pueda llega a interesarle y, si por el contrario no es así, estimo conveniente la adquisición de esta obrilla insulsa, aunque solo sea para permitirme volver a disfrutar de los placeres grahambellianos.

Autor: Gallentino