viernes, 10 de abril de 2009

MORFEO EN CASA Y OTRAS HISTERIAS 2 Prologo

Me sentía cansado, muy cansado. Hacia luengo tiempo que no me encontraba así. La Ultima vez, si mal no recuerdo, me a aconteció cuando me tire' dieciséis horas seguidas en la cama. No, no estaba enfermo. Tenia sueño y eso era todo. Cuando amanecí, creí haber corrido los' mil metros valla. El caso es que estaba cansado. La cefalea repentina comenzaba a percutir en mi cabeza con un acompasado e interminable aldabonazo. Mis plantas se habían secado. Nunca les habla prestado mayor atención; solo unas manos femeninas habían reparado en su presencia, hasta hoy. Hasta hoy. Y ahora estaban secas. No tenía ansias, ni ímpetu, ni espíritu, ni tiempo para nada. Estaba fosilizado en rígidas concepciones de mi ser y de mi entorno. Me gustaba. Lo veía así. El Orlando furioso que llevaba den¬tro se había desbocado una vez mis, llevandome'hasta el infinito. Cansado si, hastiado de las luchas continuas, diarias. Mi visión se empanaba por momentos. Me costaba pensar, enla¬zar ideas, comprender, retornar a mi propio centro una vez mas .Me seque los ojos. Un ateísmo inconcreto planeaba mis pensamientos, los inundaba. Asirse a un madero de salvación es bueno y necesario, consolación de la desesperanza, pero a ml no me agrada asirme a maderos podridos. Eran cosas de un ago atemporal que se debatía, sin saberlo, entre el être y al vien, entre algo y entre nadie, entre… Mi cabeza poseída me molestaba cada vez más, y los ruidos. También, y aquel ladrido pasajero de algún perro en algún lugar de ninguna parte...y todo porque la tabla de separación de los canarios enjaulados era corta y no llegaba.

Autor: Gallentino

No hay comentarios:

Publicar un comentario