sábado, 23 de mayo de 2009

Incerterza

“¿Dónde estás?...No puedo oírte, no puedo verte…está todo tan oscuro…” Y entre la total oscuridad un rayo de luz me ciega y una tenue figura se me acerca con paso ágil; pero se para lejos de mí. Intento acercarme pero seguimos a la misma distancia. “¿Estoy muerta?...” pregunté sin obtener respuesta. Y quedé quieta, intentando adivinar de quién era ese rostro que me observaba, sin decirme ni una palabra. Cerré los ojos para poder recordar que me había llevado asta allí… y abrí los ojos en mi cama. Me despertó el sonido del móvil. “Un nuevo sms” pensé. Y darle más importancia lo leí medio entumecida. “¡Ayúdame!” me quedé perpleja, no conocía el número, inmediatamente llamé al número que marcaba “El número al que llama…no existe” es lo único que escuché. ¡Imposible!...preocupada y aprovechando que ya me había desvelado, encendí el ordenador. Parecía que todo estaba como yo lo había dejado, pero de repente veo un mensaje que me llama la atención:
“No sé muy bien como decírtelo, pero esto se acabó… mis padres me quieren sacar de aquí e irnos a vivir al centro del país. Igual me internan en un “manicomio”…pero yo creo que no estoy loca. Y dirás si no voy a hacer nada. No tengo nada que hacer, solamente es mi vida, y si me quedo me la juego y aún así si me voy también. Solamente…GRACIAS.”
Sabía muy bien de quien era ese mensaje, pero sinceramente no sabía lo que pasaba. Lo primero que hice fue llamarla, quería explicaciones a pesar de que fueran las tres de la mañana. “No puedo hablar…me espían. Pero ayúdame por favor” dijo casi en un susurro y el teléfono emitió el sonido de fin de llamada. Rápidamente me vestí, me calcé y tuve la idea de ir a su casa.”Ojala no sea demasiado tarde…” me repetía una y otra vez para darme ánimos. Llegué a su casa y me encontré la puerta abierta… y todo oscuro. De repente ella se abalanzó sobre mí para darme un abrazo. “Salgamos de aquí rápido” me sugirió en un suspiro. Y cuando nos propondríamos salir de la casa… sonó un disparo. De repente quedó todo negro…
“¿Estoy muerta?” le volví a preguntar a la extraña figura. “No, pero quizás algún día yo pueda estarlo…” quedé perpleja. Un rayo de luz me volvió a cegar los ojos.
“¡Mama! ¿Dónde estás?”Grité. “Estoy aquí cielo, a tu lado, como todos los días.” Me dijo con voz tranquila y pasándome lentamente la mano por el pelo. “Mama…creo que mataron a mi mejor amiga” dije con un hilo de voz. Ella esbozó una pequeña sonrisa “Hija, solo fue una pesadilla; a ti y a tu mejor os queda mucha vida por delante todavía, tan solo tienes…siete años” Cerré los ojos, y sentí un húmedo beso en mi frente, y a mi madre abrazándome. Sabía que jamás iba a permitir que pasara nada de eso.

Autor: Escribir con pasion

1 comentario:

  1. Me gusta muchísimo este relato, es sorprendente, está lleno de imaginación y muy bien narrado.
    Un abrazo

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