lunes, 22 de febrero de 2010

I JUEGO: 7 PALABRAS, RELATO 22

Autor: Lidia Grimaldi

Llamarme loca, masoquista, idiota, tonta... podré ser todo lo que queráis y posiblemente, no os estaréis equivocando lo más mínimo.

Pero soy así, despierto sensaciones contrarias, opuestas... Despierto miradas de menosprecio y admiración a la vez, miradas descaradas y tímidas, miradas curiosas... Soy pura energía y no me detengo, no me detengo ante nada. Ni siquiera ante ti, chico malo. Sí, me estoy refiriendo a ti, al de los ojos azules y pelo negro. El de mirada fría pero atrayente a la vez. Al que tiene un cuerpo esculpido en alguna especie de piedra magnética que me atrae y me hipnotiza... Sí, a ti chico rebelde… ¿Y sabes una cosa? Eres patético, estúpido, despreciable, chulo, seductor, egoísta... pero te quiero. Sí, eres todas esas cosas, y aún así, estoy perdidamente enamorada de ti. Y sé que tu de mi también, aunque no lo reconozcas. ¿O es que a todas regalas esas noches? Noches mágicas sacadas de alguna película, tal vez con escenas poco recomendables para cardíacos o puritanos. Noches especiales, irrepetibles, de sensaciones indescriptibles... Noches con una botella de champán helado, una cama gigante con suaves sábanas de seda, con velas en la mesita de noche, en el suelo… montones de velas rojas, todas encendidas, iluminando la habitación con una tenue luz anaranjada... Y besos. Miles de besos. Pero antes te apetece jugar a ser buenos, te apetece subir la temperatura poco a poco con sinuosos masajes que invitan a algo más... te apetece ir prendiendo el fuego en mi alma... pero después de eso los dos sabemos que nos espera. Sabemos que ese fuego no solo lo siento yo, no solo a mí me quema las entrañas y hace que muera de deseo por arder un poco más en tu piel... Porqué a ti también te pasa, tu interior también se convierte en un infierno llameante de sensaciones descontroladas y te mueres por besarme, por recorrer cada poro de mi piel y trazar caminos nuevos en ella… Y sabes que a mí me encanta, sabes que yo también muero por que inventes esos caminos en mi cuerpo, y muero por trazar en el tuyo también los míos propios... besar cada centímetro de tu piel hasta hacer que solo quieras tenerme exclusivamente para ti... y ahora dime, mirándome a los ojos, si has vivido noches como esas en otra compañía que no haya sido yo.

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