Autor: Ainhoa Barcena
La cena
Horas y horas preparando lo que sería la cena, la cena de mi vida, esa del antes y el después.
Prepare velas, Champán. Ella llegó y al verlo todo vi fuegos artificiales en sus ojos. No menospreció mi esfuerzo pese a la comida quemada, y tras no comer nada, además de sus ojos sonrientes me regalo la cálida sensación de sus manos en mi cuello, un masaje para premiar a este pobre cocinero que solo podría alimentar a los demás con sus buenas intenciones. El sentir su energía sobre mi piel me hizo olvidar los pesares de las quemaduras y de los cacharros que aún me quedaban por fregar.
Hace 4 años
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