domingo, 8 de febrero de 2009

Duerme mi pequeño ángel

Duerme mi pequeño ángel querido,
cierra tus ojos y abandónate a la oscuridad,
no temas a continuar recién revelado camino
que será para ti por fin eterna felicidad.

Descansa en paz y sosiego niño mío,
que jamás volverá el dolor a evocar tu llanto,
no mas pesadillas en la realidad de tu destino,
no mas sufrimientos que apenen tu canto.

Príncipe de mi reino, mi corazón es tu ser,
también contigo comenzó mi vida
cuando desde mi cuerpo y alma te vi nacer.
Y ahora, tu muerte también es la mía.

No tengas miedo a marchar mi rey de las hadas,
que las lágrimas no bañarán más tus mejillas,
que ya de empaparse han quedado anegadas
e inmóviles en el frio de tu palidez pacen tranquilas.

Mi amor, cariño mío, pareces en fin tan en calma...
al fin todos tus sufridos males ya han sanado
y esta anunciada muerte se ha convertido en cura
de la cruz que arrastrabas, la cual ha exhumado.

Aún permanecen abiertos tus pequeños ojos inocentes
como si por última vez miraras a la que es tu madre,
yo, que padecí contigo enfermedad hiriente,
por ti, amado de mis amados, sangre de mi sangre.

Debí ser protectora de tu alma, te pido perdón,
perdón porque de esto no pude protegerte,
no pude guardar tu espíritu de cruel maldición,
asesina implacable que consumió tu ser lentamente.

No temas por el sonido de mi llanto,
ni por que mi voz tiembla en cada palabra,
pues tu mamá como siempre te está cantando
antes de dormirte la última nana.

Espérame entre las nubes de tu reino,
con la sonrisa que este mundo te despojó,
aléjate de una vez de éste, tu averno,
que poco a poco la flor de tu infancia deshojó.

El sentido de mi ser tu me lo diste,
mi niño, mi cielo, no merecías dolor,
en el juguete de Pandora te convertiste
pero por fin la muerte ya te liberó.

Duerme mi pequeño ángel querido,
cierra tus ojos y abandónate a la oscuridad,
no temas a continuar el desvelado camino
que será para ti por fin eterna felicidad.

Autora: Yuna Sermar

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