domingo, 8 de febrero de 2009

LA TABLA DE OUIJA

Por fin podía ver la luz, después de siglos vagando por una especie de limbo para almas díscolas, allí aparcadas, probablemente a la espera de un juicio. Un lugar en medio de la nada, sin nadie, aparte de mí. Ahora que ya veía la luz, era feliz. Daba igual el destino, el cielo o el infierno, nada podría ser peor que aquella incertidumbre, por fin saldría de allí.
Pero algo ocurrió, algo empezó a alejarme de la luz y me arrastró otra vez hacia la oscuridad. De pronto me di cuenta de que no estaba en ese limbo sino en otra especie de plano vagamente familiar, un lugar que no conocía pero que ya había habitado anteriormente... ¡cuando estaba vivo!.
Pude oír voces, ¿qué decían?, ¿me hablaban a mí?. Habían raptado mi alma por pura diversión, me exigían que me manifestara, que les hablara usando los símbolos dibujados en una tabla. Eran letras, podía reconocerlas. ¿Qué significaba todo aquello?. Se reían, se burlaban de los muertos, pretendían encerrarme en aquella tabla. Tomé el control de aquello, manifesté mi ira con amenazas a través del lenguaje de la tabla y posteriormente la rompí. Se arrepentirían de haberme llamado, de haberme alejado de la luz. Vendrían conmigo, y seguramente acabaríamos todos en el infierno, y si el diablo no se encargaba de ellos ya me encargaría yo, lo estaba deseando.
Fue todo tan sencillo y estimulante, sólo tuve que tomar el cuerpo de uno de ellos, el más débil de espíritu por su puesto, y encargarme del resto.
Me recreé en mis crímenes, jamás había sido más feliz.
Torturé y sodomicé; descuarticé y desmembré; realicé los actos más impíos con mis víctimas y las asesinaba una vez se desmayaban por el dolor, tras horas de tortura. Y para rematar el trabajo, profanaba sus cuerpos hasta límites no sobrepasados, ni de lejos, por el peor de los necrófilos. Aquello era realmente delicioso. Además, tenía conmigo el alma del infeliz cuyo cuerpo había ocupado para realizar mis planes, ya me pertenecía.
También tuve un gran momento de diversión cuando “me atraparon”, es decir, cuando atraparon a la persona, de cuyo cuerpo me estaba sirviendo. Mi furia no tenía limites, les insulté, les maldije, empleé diferentes lenguas para que me entendieran bien. Entonces oí que alguien proponía una teoría acerca de lo que le pasaba al chaval cuyo cuerpo yo tenía secuestrado, algo muy divertido, conjeturaron acerca de una posesión demoníaca. ¡Una posesión diabólica!, ¿no era divertido? Para ellos, yo era el demonio que lo había poseído, me entraron ganas de reír. Gentes ignorantes y temerosas de Dios, creyeron que tanto ensañamiento no podía hacerlo una persona, por muy perturbada que estuviera, no, eso debía ser obra de “Satanás”.
Disfruté como nunca con el exorcismo, aunque no puedo decir lo mismo de mi “compañero de cuerpo” que sufrió toda aquella locura quedando tan debilitado que cuando me aburrí de aquella farsa, lo pude arrastrar conmigo fácilmente, sin que opusiera resistencia a abandonar su cuerpo, que murió en cuanto salimos de él.
Qué grata sorpresa fue encontrarme en aquel limbo de almas abandonadas con aquellos que me arrancaron de la luz. Eran almas sin brillo, torturadas por su traumática salida del cuerpo. Cómo disfruté de mi obra, iría al infierno por ello, pero iría feliz porque, por fin, abandonaría aquel lugar perdido. Aunque no iría yo solo a hacerle compañía al diablo, arrastraría a aquellos que frustraron mi posible entrada al cielo aunque eso jamás lo sabría, ¡jamás sabría si aquella primera luz era la entrada al cielo!. Me enfurecí al tomar conciencia de que seguramente, con lo que había hecho, me había ganado el acceso directo al infierno y ellos también pagarían por ello, ahora me pertenecían y les torturaría por toda la eternidad.... era y soy feliz, sólo espero salir pronto de aquí, sé que no falta mucho...... ¡ya puedo ver la luz!

Autora: R7337

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