Y es que el amor sucumbe al tiempo, el deseo se marchita, observamos como una neblina se esparce ante nuestro rostro, la rutina quebranta las emociones que desgarran el corazón.
Nuestros labios, están ahora sellados, mudos de desesperación, pues no somos ya capaces de expresar algo nuevo, vislumbramos sombras del pasado… Nuestros ojos contemplan la soledad como un salto hacia el abismo, Nuestras manos sostienen el peso del recuerdo de una memoria que se pudre…
La pasión no es más que un fuego consumido, unas llamas invisibles, son ya tan sólo cenizas… Y es que cupido perdió sus flechas, o tal vez las disparó en dirección errónea, quizás simplemente las hizo frágiles al destino…
El amor muere, se consume como un cigarrillo, nos enardece durante unos minutos, hasta que desaparece, dejando un hedor de humo asfixiante…
El ser humano vive para morir, y ama para olvidar…
Autora: Elena Santos Laureiro
Hace 1 mes
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