lunes, 21 de diciembre de 2009

El cuento de las Equivocaciones.

Como a las doce sonó el teléfono. Aún estaba dormido, es mas, creo que llegué dormido a la casa después de un día de duro trabajo. Casi dormido levanté la bocina y contesté

- Aló ¿Quién es?
- La vieja Inés que te va a caer a patadas en el culo por puta y quitamarido, coño es tu madre…

Colgué. No pude entender lo que estaba pasando y sin darme tiempo para pensar sonó de nuevo el teléfono

- Aló ¿Quién es?
- Lola
- ¿Quién es Lola?
- Lo lamento, ¿Quién es mento? Mentolate ¿Quién es late? Late coco ¿Quién es coco? Cocosete ¿Quién es sete? Se te mete ¿Quién es mete? Meteoro ¿Quién es oro? Oro puro ¿Quién es puro? Puro pan ¿Quién es pan? Pampero ¿Quién es pero? Perolito ¿Quién es lito? Tu abuelito

Y colgaron. Ya me estaba empezando a preocupar por llamadas tan raras y decidí jurunguear el celular en las llamadas recibidas para llamar a los bromistas y pedirle una explicación, cuando de pronto sonó de nuevo el celular

- Aló
- Aló, mire sí, es para mandarle un saludo a Yamilé, allá en el perol, de parte de el negro que mas la ama y para que me complazcan con la canción del osito dormilón

Y colgaron. Estaba dispuesto a llamar para pedir una explicación cuando sonó de nuevo el celular

- Aló, contesté con curiosidad
- Aló, ciudadano, mire sí, habla Dolores de Cabeza, cédula 15 678 963, hablo para decir que el presidente en vez de andar regalando el petróleo a otros países debería primero, no sé, dejar de regalarle las casas a los tierrúos porque es, no está bien ¿Cuándo se ha visto que un presidente haga eso? No puede ser, gracias, ah y otra cosa, que no va a poder instalar el comunismo en Venezuela

Y colgó. Antes de decir yo: cié carajo, sonó de nuevo el celular

- Aló ¿Quién es?
- Aló, este, yo estoy llamando, porque vi el aviso en el periódico y me gustaría saber en cuanto ofrecen sus servicios de dama de compañía… perdón, lo siento, disculpe

Y colgó. Inmediatamente sonó de nuevo el celular, pero esta vez no me dejaron hablar

- Hola, mami ¿Qué haces? Yo estoy loco, no puedo dormir pensando en ti y en el calor de tu cuerpo. Vamos, pasa la página y déjame entrar de nuevo a tu cama, digo, a tu vida. Esa mujer con quien me jallaste tirando no era que estábamos tirando, es que… mira, ¿Sabes que? Olvídate de mí y olvídate que una vez tuvimos algo

Y colgó. Otra vez sonó el celular

- Aló
- Todo se supo
- ¿Qué?
- Todo se supo
- ¿Quién habla?
- Tu sabes quien es
- ¿Pero que se supo? ¿De que está hablando usted?
- Lo del magnicidio, nos descubrieron pana, huye, vamos no te quedes ahí parado, corre

Y trancó. Estaba lelo de tantas equivocaciones en una misma noche y en menos de diez minutos cuando sonó nuevamente el celular

- Aló, dije esta vez asustado
- Aló ¿Con quien hablo?, contestó una voz como de ultratumba
- Conmigo ¿Y yo, con quien hablo?
- Conmigo también ¿Quién está allá?
- Yo y allá
- Yo también
- ¿Qué quiere?
- Vamos por ti
- ¿Cómo dice?
- Tu sabes que vamos por ti, bichito
- Está equivocado
- No, vamos por ti, tu sabes que vamos por ti
- Repito, esta equivocado
- No, tu sabes que vamos por ti
- Lo siento, me confunde con un malandro
- No, tu sabes que vamos por ti

Colgué. Volvió a sonar el teléfono

- Aló, contesté con miedo
- Tu sabes que vamos…
- Ya déjenme quieto
- Pero ya va, nada mas te quería decir que tu sabes que vamos para allá que nos esperes, ¿Oíste? Nos guardas algo para comer

Era una voz distinta a la anterior pero de todas formas estaba equivocada

- ¿Quién habla?
- Yo
- ¿Y quien es yo?
- Tu
- ¿Y quien es tu?
- Yo
- Lo siento está equivocado
- Lo siento, está equivocado
- Ah sí, vas a tirar esa, echá tu cuento como es

Y trancó. Ya no sabía que hacer y lo único que se me ocurrió fue apagar el celular, pero en cuanto lo apagué sonó el teléfono fijo. Contesté

- Aló, dije esta vez con confianza de que no estaba equivocado
- Mira, prende el celular

Lo prendí

- ¿Y ahora que?
- Gracias

Y colgó. En cuanto colgó sonó de nuevo el celular

- Aló
- Mira, coño ‘e tu madre ¿Por qué coño tenías esa mierda apagada? No joda uno llamándote y tu con esa mierda apagada, después te quejas de que uno no te toma en cuenta

Colgué. Ya no aguantaba el desespero y la rabia de que tantas llamadas equivocadas eran nada más para mí. Sonó otra vez el teléfono y no quise contestar, sino que lo apagué, me monté en el carro y me fui hasta la quebrada, ahí tiré el teléfono para que no me siguieran llamando, pero al llegar a la casa, me encuentro con que el teléfono fijo no paraba de repicar y repicar. Con zozobra contesté

- Aló ¿Quién habla?
- ¿Quién me escucha?
- Yo ¿Por qué, que desea?
- ¿Para que quiere saber?
- Para saber que no hablo con un desconocido
- ¿Qué le hace creer eso?
- Mire –alcé la voz cansado de su forma de hablar incoherente, ¿No sabe usted que nada mas los idiotas contestan a una pregunta con otra pregunta?
- ¿Si?
- Usted lo acaba de hacer
- Pero yo no soy ningún idiota ¿Me oye?
- ¿Qué quiere?
- Mire, ¿No sabe usted que nada mas los idiotas contestan a una pregunta con otra pregunta?
- No me diga, -dije ya bravo
- Si. Mire, yo nada mas quiero saber si me escucha
- Si, si lo escucho
- Ah, gracias, por lo menos ya se que ni yo soy mudo ni usted es sordo, gracias, chao

Y colgó. Ya me cansé de ese fastidio de las llamadas equivocadas, y decidí caerle a batazos el teléfono y cuando acabé ya había amanecido y tocaron a la puerta. Fui a abrir. Era la policía

- Queda usted detenido, por haber atentado contra el progreso de la humanidad, por haber cometido grave ofensa a uno de sus mejores inventos, y haber atentado contra las telecomunicaciones del país

Y sin más me llevaron preso. Esa es mi historia señor Juez, juzgue usted ahora si no era justa mi reacción. Pero el juez no le estaba prestando atención porque estaba contestando el teléfono

- Aló, no me diga… no me diga… no me diga… no me diga… no me diga… no me diga… ah no me diga

Y colgó

- No me dijo. Ah si ¿En que andábamos? Ah sí, ¿Puede contar de nuevo su historia?
- ¿Dónde se quedó?
- En la parte en que decidió usted robar el banco
- A mí no me están juzgando por eso
- ¿Y no es usted Ricardo Navaja?
- No, yo soy Leopoldo Castillo
- Ah, carajo, me equivoqué de juicio, disculpe las molestia.

Autor: Alex Dedalus

1 comentario: