martes, 23 de febrero de 2010

I JUEGO: 7 PALABRAS, RELATO 34

Autor: Darkys Tale

Aún recuerdo aquella noche. Mis piernas temblaban al igual que mi dedo índice cuando se dirigió a pulsar el timbre.

El sonido de este estuvo resonando durante unos minutos en mi cabeza. Mi cerebro preguntaba inquisidor qué hacía yo allí, quieto, por qué razón no estaba corriendo en dirección a la calle y apareciste tú. Lentamente abriste la puerta y pude ver tu brillante sonrisa y esa dulce mirada dirigida hacia mí.
Apenas estuve unos minutos en la puerta rápidamente me dejaste pasar. Habías encendido la chimenea, un gran fuego devoraba los leños.
Reparé por primera vez en tu ropa, llevabas un camisón de raso que te llegaba hasta los pies y te cubrías con una fina bata. Cuando mis ojos comenzaron a observar los lunares de tu cuerpo, apagaste la luz y me condujiste, llevándome de la mano, a una habitación iluminada únicamente por pequeñas velas blancas que daban una gran sensación de calidez al cuarto.
Me soltó la mano nada más entrar en la estancia y caminó delante de mí, contoneándose, haciendo que no pudiese apartar los ojos del movimiento de sus caderas. Se tumbó sobre una tupida alfombra situada delante de otra chimenea, se quitó lentamente la bata y me invitó con su mano a acompañarla.
Me tumbé a su lado y tras besarme apasionadamente me tendió una copa que segundos después llenó de champán.
Tras muchos besos consiguió convencerme para que me tumbase sobre la alfombra y poco a poco me quitó la camiseta. Se sentó sobre mi espalda comenzando una serie de masajes que me pusieron muy nervioso.
Tuve que utilizar gran parte de mi energía para no girarme y hacerla mía, por suerte para mí los nervios me ayudaron a controlarme. Sin embargo, no pude controlarme mucho porque fue ella quien me volteó.
Ahora recuerdo aquella noche, el menosprecio que observé, al encontrarme con ella entre mis brazos, en su mirada… Aquella primera noche llevó nuestra relación al fracaso absoluto…

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