miércoles, 3 de marzo de 2010

RELATOS "ENCADENADOS" 2, RELATO 8

(bifurcacion 2)
Autor: Irene Usero

LOS REBELDES SE LANZARON A POR ELLA PERO LOS LEALES LA DEFENDERÍAN HASTA EL ÚLTIMO ALIENTO. Ese pensamiento la hizo fuerte y se sintió fuerte para continuar en lugar de retroceder en su marcha.

Estaba decidida a entrar de nuevo en su casa, no le dejaría nunca, se lo había prometido...
Una cadena humana de los que se hacían llamar liberadores de la patria impedía la entrada a la finca; podía ver como alrededor de toda la valla la escrutaban desafiantes arma en mano, retándola a dar un paso más, que sería signo inequívoco de provocación que les llevaría a disparar.
No se detuvo. "Están conmigo" - pensó. Sin embargo, nadie avanzó tras ella, al verse sola, salió corriendo al interior de la vivienda ante el estupor de los paramilitares que habían tomado su casa en nombre la libertad. Se sorprendieron tanto por su valor que atónitos, no alcanzaron a detenerla.
Ante aquello, sus compañeros salieron a su encuentro, y se encontraron con una nube de balas que iba y venía y finalmente les hizo salir corriendo y agazaparse tras una hilera de coches aparcados al otro lado de la acera.
Todo sucedió en segundos. Los rebeldes reaccionaron y fueron tras ella, que en apenas un par de minutos ya salía de nuevo de la casa sosteniendo una cajita entre sus manos.
- ¡Se ha llevado algo! - gritó uno de los que estaban apostados en la puerta.
Dos hombres armados corrieron hacia ella, que se giró un momento lanzando un zippo encendido hasta la que había sido su casa... había tenido tiempo de abrir la llave del gas, se produjo una gran explosión que hizo que junto a varios de los hombres que estaban a punto de apresarla, saliera despedida varios metros.
Y todo se hizo una gran bola de fuego.
Ella quedó tendida en el suelo, con la casi totalidad de su cuerpo quemado. Dos de sus compañeros la arrastraron hasta el lugar donde ella se encontraba. En un último suspiro, una sonrisa le iluminó el rostro ahora desfigurado, y mirando la caja que aún abrazaba, alcanzó a decir:
- TUS CENIZAS SE VIENEN CONMIGO, TE DIJE QUE NUNCA TE DEJARÍA, Y YA ELLOS SI QUIEREN, QUE SE QUEDEN CON LAS CENIZAS DE LA CASA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario