miércoles, 3 de marzo de 2010

RELATOS "ENCADENADOS", RELATO 19

(Bifucación 1)
Autor: Ana Cabrera

PORQUE MIS MIEDOS SE HICIERON REALIDAD Y TÙ YA NO ESTÀS,
¿por qué siento este dolor tan intenso dentro de mí?........

Hace doce o catorce días atrás, sentada en el asiento trasero de aquel coche, me sentía asustada por la incertidumbre de no saber como estarías.
Tantas veces había echo ese mismo recorrido, que ahora se me hacia interminable; mirada fija a la oscura carretera, y pidiéndole a DIOS que no te pasara nada grave.............
El silencio hacia que recordara tu sonrisa y todo cuanto me decías, y ahora solo quería volver a escucharte.
Por fin llegué, pero seguía sin poder verte, debido a la hora. Tuve que esperar de nuevo. Me sentía tan nerviosa que decidí encender de nuevo un cigarrillo, y otro, y otro.....hasta que a primera hora de la mañana me permitieron verte.
La sensación de frio que sentía con cada paso por los pasillos de aquel pequeño hospital, me asustó aún más si cabe, no te encontraba, y seguía andando; por fin vi el número de tu camilla.
Se me escapó un ligero "NOOO....."

No sé como salí de allí, llorando, sin consuelo y con mi joven corazón roto por tan grande dolor.
Fuera, en la puerta del hospital, miré al cielo y le supliqué a Dios que no te llevara con él, aún no, no estaba preparada para tu marcha, no quería.
Día a día iba a visitarte, y aunque pasaron dos días hasta que volví a hablar contigo, a reírme contigo, a besarte de nuevo..... Llegó el día en el que me di cuenta que tu tiempo se acaba, y yo solo me había echo ilusiones. Unas ilusiones que deseaba tanto.......
pero me olvidé de tu sufrimiento, y cuando lo supe, de nuevo volví a mirar al cielo y decirle a ÈL: - Se que es muy egoísta por mi parte pedirte que no te lleves a mi abuela, porque yo lo pasaría muy mal, pero sé que lo mejor para ella seria que descansara,
solo quería pedirte que fuera de la manera menos dolorosa que pudiera ser, cuando ella duerma, sin que pudiera enterarse.
A la mañana siguiente, alrededor de las nueve de la mañana, recibí la llamada que tanto había temido.
Lloré desconsolada durante mucho tiempo, no sé cuánto.
Después de doce días más o menos, llegó el día de tu despedida.
Pero no he logrado hacerlo, dentro de mí aún te recuerdo, aún lloro tu marcha y aún me duele el saber que ya no estarás a mi lado, en cada cumpleaños, en cada celebración......
Te anhelo y te busco mirando al cielo,
MI MEJOR SONRISA PARA TÌ.

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